Íbamos a hacer este capítulo de una manera mucho más simple; iba a ser la historia de Lucas Alamán viviendo la toma de Guanajuato desde su casa. Pero, finalmente, todo cambió.
La toma de Guanajuato existe en la psique colectiva del país como un evento heroico, todas las historias que nos cuentan del pípila, de cómo Hidalgo tomó Guanajuato… cuando me puse a leer todo eso se cayó para mi.
Trabajé con una historiadora maravillosa, Ursula Camba Ludlow, y utilizamos los libros de Lucas Alamán para construir el guión. Eso en términos de desarrollo de personaje fue increíble. Estábamos utilizando los libros de nuestro personaje principal para contar la historia, y eso me ayudó un montón cuando llegó el momento de hacer los diálogos. Lucas era un hombre muy conservador, y el encuentro entre él y Miguel Hidalgo me dio la oportunidad de mostrar eso. Leer sus textos me dejó con la impresión (y me lo confirmó Ursula) de que odiaba a Hidalgo, y después de vivir lo que pasó en Guanajuato, entiendo porque.
Teníamos solo 22 minutos para contar la toma de la alhóndiga de granaditas, y hasta ahora este es mi capítulo favorito porque siento que sí lo logramos. El ejército de Hidalgo se metió a robar y a matar. Por un lado podría pensar que la rabia de esta gente era el resultado de años de injusticia y maltrato, pero cuando me puse a leer sobre las cosas que hacían hay una parte de mi que duda. Mataron a niños azotando sus cabezas contra la pared. Alamán también nos cuenta de un soldado que bajó, amarrado con una cuerda desde la azotea, para que hablara con los rebeldes. Lo hicieron pedazos. Como esas historias hay muchas.
Mucha gente creía en la causa de Hidalgo. Al principio del capítulo el intendente Riaño dice que hay mucha gente ‘incómoda con a situación en Europa’. Siento que la toma de la alhóndiga fue una tragedia, no solo por la cantidad de gente que murió, pero también por el apoyo que perdió Hidalgo entre la comunidad criolla.
Escribir un guión es una cosa muy bizarra a veces. Mis secuencias de “INT. ALHÓNDIGA, PASILLO, DIA” se sienten simples y chiquitas cuando estoy sentada frente a la compu. Ver como se convierten en estas secuencias enormes con cientos de extras se siento muy raro. Javier Méndez, el primer asistente de dirección, se encargó de mover a los extras, de animarlos, de hacer que entraran con caras de rabia… un trabajo muy pesado, sí sí sí. Y, hay un actor en particular que me encantó en este capítulo. José; interpretado por Iván González. Que gustó ver a un actor que logra cambiar de bando con una simple mirada.